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Hablar del cambio climático no es novedad, lamentablemente ya es una realidad palpable, porque padecemos sus consecuencias todos los días en el medio ambiente. Por el momento, las actividades como el transporte, el consumo energético, la agricultura, la deforestación o el mal manejo de los recursos naturales continúan siendo las causas del calentamiento global. De esto se desprende que los seres humanos no han cambiado su conducta. Los impactos de este proceso no son iguales en todas las regiones y países, ya que dependen de su capacidad de reacción a diferentes condiciones.

El caso del agua, recurso natural vital, es paradigmático. Buena parte de la misma no está disponible para el uso humano porque se halla en forma de nieve y hielo en glaciares. El calentamiento global modificará sin dudas la distribución temporal y espacial de este recurso, por lo que resulta necesario crear estrategias de distribución y conocer las proyecciones de su futura disponibilidad en relación con el aumento de los habitantes en el mundo.

Factores como la intensidad de las precipitaciones, el aumento de la temperatura y las sequías en lugares que tenían gran cantidad de agua son cuestiones que no debemos pasar por alto. El cambio climático afectará el suministro y manejo hídrico, por ejemplo en Latinoamericana se estima que para la segunda mitad del siglo XXI podrían padecer problemas hídricos entre 60 y 150 millones de habitantes.

Las proyecciones dan cuenta que la disponibilidad del recurso vital aumentará en las latitudes altas y disminuirá de 10 a 30% en zonas áridas y en los trópicos áridos, como en regiones del sur de los Estados Unidos y en el Cuerno de África. Con respecto al agua para consumo humano, según las proyecciones en el extremo austral de América del Sur se presentarían incrementos de las escorrentías al este del meridiano 60º Oeste y la costa. El centro oeste del Cono Sur, a ambos lados de la Cordillera de los Andes, sufriría pérdidas de entre 10% y 50%.

¿Podrán adaptarse la flora y la fauna a este cambio?

En relación a este tema, no hay precisiones en cuanto a si el medio ambiente creará capacidades de adaptación a las nuevas condiciones de vida como las inundaciones, sequías, aumento de pestes, acidificación de los océanos, etc. Lo que sí se puede advertir es el riesgo de pérdida de diversidad biológica, es decir la extinción de especies en regiones que constituyen el pulmón del planeta, como por ejemplo el Amazonas.

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