Algunas estimaciones apuntan a que una transición completa a una economía circular en la UE podría generar ahorros por valor de dos billones de euros hasta 2030. Esto equivaldría a un incremento del PIB del 7%, un aumento del poder adquisitivo de los hogares del 11% y tres millones de puestos de trabajo. Las cifras son realmente sugerentes, pero, ¿están los distintos gobiernos de los países de la UE dispuestos a hacer todo lo posible para lograr ese cambio de modelo? Pues parece que unos más que otros.

La Oficina Europea de Medio Ambiente (EEB), junto con Amigos de la Tierra Europa y Zero Waste Europe, han preguntado a los Estados miembros de la UE si van a apoyar propuestas para impulsar la política de residuos de la UE en las negociaciones que tendrán lugar en Bruselas durante las próximas semanas.

Las propuestas, ya aprobadas por el Parlamento Europeo en marzo, incluyen objetivos de reciclaje más elevados para los residuos sólidos urbanos (RSU), objetivos de preparación para la reutilización de los RSU y de reutilización para los envases, mejoras en la recogida selectiva de todos los flujos de residuos –incluidos los residuos orgánicos o biorresiduos–, normas en toda la UE sobre la responsabilidad del productor y objetivos para reducir la generación de residuos en 2030.

Los impulsores de la investigación recuerdan que está en juego la creación de más de 800.000 puestos de trabajo, uno de cada diez en el sector de la reutilización, y ahorros por valor de 72.000 millones de euros al año en toda Europa.

Los países de la UE también perderían la oportunidad de evitar la emisión de más de 420 millones de toneladas equivalentes de CO2, lo que equivaldría a sacar 4 de cada 10 automóviles de las carreteras europeas.

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